Desde que las salas de cine volvieron a abrir sus puertas el pasado mes de junio nos hemos tenido que adaptar a todo tipo de situaciones y restricciones, que hemos asumido, como no podía ser de otra manera, para contribuir a un deber mayor que tenemos todos: frenar la pandemia.
Este mes de abril se cumplen ocho meses de actividad de las salas de cine y en este tiempo se ha demostrado que son espacios seguros, gracias, por un lado, al estricto protocolo que el propio sector está aplicando desde el primer día de apertura y, por otro lado, debido al comportamiento responsable y ejemplar de nuestros espectadores.
También se cumplen cinco meses desde que el pasado 6 de noviembre Sanitat decidiera discriminar a los cines y prohibir el consumo de alimentos en las salas. Sin ningún criterio científico o técnico, la Conselleria decidió que sí puedes comer en el interior de un local, pero no puedes comer en un cine. ¿Por qué? No lo entendemos.
Desde entonces el sector ha mantenido diversas reuniones con el departamento de Sanitat intentando buscar una respuesta a esa gran pregunta. ¿Por qué se establece ese abandono hacia las salas de cine? ¿Por qué en un sitio interior sí y en otro no? Y, por desgracia para el sector, para la viabilidad del futuro del mismo, no hemos recibido ningún argumento técnico ni científico por parte de los responsables de Sanitat que avale esa decisión. No lo entendemos.
Se nos han trasladado distintos inconvenientes para volver a permitir el consumo en una sala de cine y todos son fácilmente rebatibles y, por supuesto, ninguno de carácter científico o técnico. En primer lugar, que la duración de una película es mayor a la de una comida, algo que no es cierto o que al menos dependerá del tipo de comida. Degustar una buena paella no lo puedes hacer en media hora; puedes tardar cinco minutos en comer una hamburguesa. Por otro lado, que comer palomitas es una excusa para quitarse la mascarilla durante dos horas. Falso. Y que no se puede supervisar el correcto uso de la mascarilla en un cine. Falso. Las salas de cine no solo realizan una fuerte labor de comunicación para que se respeten las normas dentro de la sala, con un altísimo grado de cumplimiento entre nuestros espectadores, sino que además el personal realiza rondas de supervisión y control de las salas para asegurar que las normas se cumplen en todo momento.
Llegados a este punto y con la persistente negativa de Sanitat a permitir el consumo en el interior de un cine y con el objetivo de seguir poniendo argumentos encima de la mesa, trasladamos las fortalezas que tienen las salas de cine, por la propia naturaleza de la actividad, y que permitirían el consumo de alimentos de forma segura.
Una película en una sala de cine se ve sentado y en silencio, minimizando, por tanto, la emisión de aerosoles frente a otras actividades como puede ser mantener una conversación mientras comes. Todos los espectadores se sitúan en la misma dirección, mirando hacia la pantalla, no están enfrentados los unos a los otros. No todos los espectadores comen en un cine, ni lo realizan al mismo tiempo. Por último, una sala de cine es un espacio amplio con techos a gran altura, con una buena ventilación y saneadas tras cada pase, lo que genera un volumen y un espacio para el aire superior a otros locales.
La conclusión es clara: una sala de cine ofrece un entorno con un mayor control sobre los espectadores, con nula interacción social, y es una actividad silenciosa que minimiza la emisión de aerosoles. Pero Sanitat mantiene la prohibición. No lo entendemos.
Es difícil entender una negativa constante, independientemente de los argumentos que se expongan, sin recibir ningún criterio científico que avale la decisión, con incidencias acumuladas de la pandemia por encima de 250 (noviembre de 2020) o por debajo de 50 (desde marzo de 2021) y sin establecer ningún horizonte, ni a corto ni a largo plazo, sobre qué condiciones se tendrían que cumplir para poder volver a permitir el consumo de alimentos en los cines.
En la última reunión del sector con Sanitat se trasladó el ofrecimiento de que fueran los propios técnicos del departamento quienes visitaran las salas de cine, comprobasen el funcionamiento actual y establecieran las recomendaciones necesarias para poder permitir el consumo de alimentos. En este caso no hemos conseguido un ‘no’ por respuesta: directamente no han contestado a la propuesta.
Antonio Such
Presidente de AVECINE
Juan Ramón Gomez Fabra
Presidente de FECE